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Plantas el reino olvidado

Hace mucho tiempo que sabemos que las plantas son seres vivos.

Son vitales para nosotros, pues convierten el dióxido de carbono de la atmósfera en el oxígeno que respiramos.
Nos proporcionan gran parte de lo que comemos.
Nos dan madera.
¡Y además, son bellas!

Las plantas no se mueven del lugar donde han echado raíces. Si un animal herbívoro empieza a comerse una planta, ésta no tiene la opción de luchar o huir. Esto les da una serie de ventajas.

Las plantas han desarrollado un montón de estrategias para sobrevivir sin moverse. Pueden producir toxinas que eviten que se las coman, fabricar frutos comestibles con semillas de forma que se coman esa parte y dejen el resto de la planta en paz (y además, esparzan las semillas para así poder reproducirse de forma asistida). Algunas incluso se han vuelto carnívoras para conseguir nitrógeno, un elemento necesario para las plantas que en algunos lugares es demasiado escaso.

El “sedentarismo llevado al extremo” que se da en las plantas tiene como consecuencia que hayan desarrollado, tras muchos millones de años de evolución, una serie de habilidades que ya quisieran muchos superhéroes de los comics. Hay plantas que pueden llegar a vivir miles de años, plantas que viven en el desierto aguantando altísimas temperaturas y muchísima radiación solar, plantas capaces de crecer antes que ninguna otra en la roca basáltica…

En parte, su ritmo de vida es mucho más lento que el de cualquier animal. Y en parte, tienen todas sus funciones repartidas de forma homogénea por todo su organismo. Por todo su cuerpo, podríamos decir. No tienen órganos específicos para un cerebro (un centro de mando), para la digestión, etc. En todas partes puede suceder de todo, digamos.

Según algunos investigadores, como Stefano Mancuso, las plantas tienen sentidos, y son muchos más que cinco… ¡Hasta 20! Habéis leído bien. ¡20 sentidos!

Las plantas pueden detectar si sus raíces entran en contacto con, por ejemplo, una pared (“tacto”), pueden detectar la luz, puesto que la necesitan para hacer la fotosíntesis (“vista”), pueden detectar hormonas sexuales vegetales que estén en el aire (“olfato”), pueden saber si el suelo donde están tiene los nutrientes que necesitan (“gusto”), y pueden reaccionar a ciertas frecuencias de vibración (“oído”).

Y no sólo eso. También son capaces de analizar químicamente lo que les rodea, calculando si un nutriente que necesitan se encuentra hacia un determinado lugar y extendiendo sus raíces hacia allí para poder alimentarse mejor (o alejando sus raíces de sustancias tóxicas). También pueden notar la gravedad, campos electromagnéticos y un sinfín de cosas más. Y se comunican entre sí y con otros organismos.

Credits:

Creado con imágenes de hasogr - "forest jungle tropical" • Kanenori - "landscape a small waterfall natural" • kie-ker - "tomatoes vines water droplets" • liggraphy - "olive tree old tree tree" • OnzeCreativitijd - "girls children tulips" • Pixabay