Loading

La Farmacia Rural o cómo llevar la Farmacia a casa

entorno familiar compartido

Entorno familiar compartido

A diferencia de cómo se organiza un farmacéutico urbano en su oficina de Farmacia, los que atienden en el ámbito rural comparten la asistencia sanitaria con su familia y efectúan labores sociales que sobrepasan la propia gestión en Farmacia.

La pareja, los hijos, los hermanos y los padres se posicionan como los “colaboradores” más habituales que hacen posible que el farmacéutico rural llegue a “todos los rincones” para dar asistencia sanitaria a la población más recóndita de la geografía española.

En cifras

Labor social vs Labor asistencial

Labor social vs Labor asistencial

Junto a la dispensación de medicamentos, los farmacéuticos rurales acompañan a sus pacientes en otras labores como hacer de enlace con el médico, explicar tratamientos, vigilar la adhesión a las terapias, recordar su próxima recogida de fármacos, acercar los medicamentos a sus hogares… A todas ellas, se suman leer prospectos, facturas de telefonía y otras servicios que son funciones más sociales y propias de la confianza y el vínculo que se genera con los ciudadanos.

Vídeo grabado durante el primer confinamiento

Horario sin fin

Los farmacéuticos rurales fijan un horario de apertura de sus farmacias que se transforma en una quimera frente a las horas que, finalmente, destinan para atender a sus pacientes.

En la mayoría de los casos, estos profesionales sanitarios realizan jornadas maratonianas que pueden alcanzar hasta las 22 horas sin parar.

La justificación de estos itinerarios agotadores radica en el reparto de medicación a los hogares de los pacientes y su “apoyo” en otros menesteres que superan la mera atención farmacéutica.

La pandemia de la Covid-19 también ha puesto su granito de arena a esta agenda tan apretada, junto a otras circunstancias meteorológicas, como el temporal de nieve Filomena, ocurrido a principios de enero.

Un recorrido personal

Un recorrido personal

Para comprobar de primera mano cómo es la experiencia que se vive en las farmacias rurales de España, Acta Reportajes ha visitado cuatro oficinas en distintos puntos del país, con un volumen de población diferente:

Navas de Estena, en Ciudad Real

Tiedra, en Valladolid

Jaulín, en Zaragoza

Buitrago de Lozoya, en Madrid

Lucía martos, farmacéutica en navas de estena (ciudad real)

Lucía Martos, farmacéutica en Navas de Estena (Ciudad Real)

Nacida en Jaén, llegó hace 11 años a Navas de Estena para desarrollar la profesión farmacéutica a la vez que formaba una familia.

Enrique, su marido, comparte con ella el trabajo en la oficina de Farmacia, como adjunto colaborador.

Atiende a una población de 298 habitantes.

“Yo vivo estresadilla a veces y no me lo puedo creer”, comenta esta farmacéutica sobre la cantidad de cosas que quiere abarcar a lo largo del día en un municipio en el que parece que reina la tranquilidad y la paz por estar apartado del mundo.

lucía y sus vecinos

Lucía y sus vecinos

En la comparativa con las prestaciones que pueda ofrecer una Farmacia en el centro de una capital provincial, Lucía asegura que su farmacia rural “hace muchos otros servicios” que las otras oficinas que no conocen tanto a sus pacientes, en la mayoría de las veces.

“Aquí hay una población muy envejecida”, y que “en algunos casos" hay vecinos que "no saben leer ni escribir”, explica. “Yo leo cartas, llamo a Telefónica… no solo les ayudo con las cosas de la Farmacia, ya que no me cuesta ningún trabajo ayudar cuando tienen dudas. Es algo que está a la orden del día aquí”, indica.

En Navas de Estena hay un médico que pasa consulta algunas mañanas en horario de 11 a 14 horas y pertenece al centro de salud del pueblo de al lado. También, cuenta con un enfermero, Chema, con quien Lucía hace buen tándem para la asistencia de los pacientes.

María de los Ángeles Fernández, farmacéutica en Tiedra (Valladolid)

María de los Ángeles Fernández, farmacéutica en Tiedra (Valladolid)

Lleva 26 años al frente de la oficina de Farmacia de Tiedra.

Su hija, que ahora ya es mayor de edad, creció viendo cómo su madre “ayudaba” a los vecinos a mantener su salud.

Atiende a una población de 300 habitantes, a los que se suman los de los municipios adscritos de Cases Vides y Benafarces, situados a escasos 4 km, y la población flotante que llega durante los fines de semana y en vacaciones procedente de Valladolid.

“Si se está aquí es por pura vocación porque no se podría explicar de otra forma”, afirma al comentar la motivación que la llevo a ser farmacéutica en este municipio.

María de los Ángeles y el valor de la Farmacia Rural

María de los Ángeles y el valor de la Farmacia Rural

“Los farmacéuticos rurales no somos ni mejores, ni peores que los urbanos, somos distintos porque tenemos que atender a necesidades distintas”, asegura. Se añade a esta condición el problema de las comunicaciones con los centros de salud, motivo por el que los pacientes acuden a la farmacia.

El farmacéutico rural es “el sanitario colchón que está atendiendo todo tipo de cosas”, como puede ser el envío de una fotografía de herpes zóster de un paciente al médico.

En este momento de pandemia, María de los Ángeles pone en valor la labor del farmacéutico en la gestión de casos hasta por teléfono, “como intermediario entre el paciente y el médico”

Raquel Casado, farmacéutica en Buitrago de Lozoya (Madrid)

Lleva como farmacéutica rural 23 años y es, además, vocal de Farmacia Rural en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM).

Empezó su andadura profesional al frente de una oficina de Farmacia en Montejo de la Sierra (Madrid), en el año 1998, municipio que contaba con cerca de 250 habitantes y al que se sumaba la atención sanitaria de Horcajuelo de la Sierra y Prádena del Rincón.

“También acercaba la medicación a pueblos de Guadalajara, son muy pequeños y algunos tienen menos de 10 habitantes”

Casada y con dos niñas, de 14 y 15 años, comparte su labor asistencial y familiar con su pareja, Juanjo, que es bombero forestal en Bustarviejo y al que llama cariñosamente ‘Pitoche’.

En la Farmacia de Buitrago de Lozoya, lleva desde el año 2008 y atiende a una población que ronda los 1.900 habitantes. Un cambio que supuso un “gran esfuerzo” y donde, al principio, “no existía jornada laboral”.

Ahora, Raquel cuenta con el apoyo de dos personas contratadas, una auxiliar y una técnico de Farmacia, para atender a los habitantes de Buitrago de Lozoya.

Raquel y la asistencia en la pandemia

“La situación con la pandemia y el teletrabajo ha propiciado que venga más gente a vivir a los pueblos de la sierra”, un hecho que hace que aumente la población flotante a la que atiende.

“Actualmente, el riesgo al que me he enfrentado ha sido de poder contagiarme y contraer la Covid-19, pero es algo que no me he planteado porque si lo hiciese, no podría hacer mi trabajo”.

Durante el primer Estado de Alarma, Raquel recuerda que pudo llegar a hacer más de 100 km algunos días en el reparto de medicamentos a sus pacientes. Además, destaca los agradecimientos que recibió de los vecinos en forma de ramos de flores “cogidas de sus jardines”.

En esta época de pandemia, dicha farmacéutica comenta que ha procurado “autoconfinarse”, una medida que recomienda “no por miedo, sino por respeto a los demás”, a los sanitarios y a aquellos a los que esta enfermedad “les ha tocado de cerca”.

“Mi jornada de trabajo nunca es igual y, durante estos años, ha ido variando dependiendo de la situación de la Farmacia”, pero confiesa que no sabe cual es su “horario real”, ya que a veces es interminable.

Patricia Molina, farmacéutica en Jaulín (Zaragoza)

Patricia Molina, farmacéutica en Jaulín (Zaragoza)

Descendiente de padres médicos y nacida en Zaragoza, Patricia asegura que “la rama sanitaria ha estado muy presente” en su casa.

Decidió estudiar Farmacia porque se considera una persona “bastante asistencial”.

Con tan solo 28 años de edad, atiende a más de 250 habitantes, junto a los ciudadanos de Fuendetodos, desde hace “dos años y pico”.

Con la pandemia, Jaulín ha visto incrementado su padrón de habitantes, ciudadanos que buscan alejarse de las ciudades y llevar una vida mucho más tranquila y que hacen subir “un poquito” la afluencia a la Farmacia.

Patricia y el reparto de medicamentos ante cualquier situación

Patricia y el reparto de medicamentos ante cualquier situación

El confinamiento, decretado ante la Covid-19, supuso el traslado de la vivienda habitual de Patricia a Jaulín para así poder ser “farmacéutica las 24 horas del día” y sentirse más cerca de los pacientes.

Junto con el Ayuntamiento, diseñó un bloque de medidas preventivas para evitar el contagio de este nuevo virus y crearon un grupo de Whatsapp para mantener el contacto diario con la población.

En la primera ola de la pandemia, los ciudadanos de Jaulín buscaban “consuelo” en las palabras de Patricia, a quien solían llamar angustiados por la nueva situación.

El temporal Filomena fue otro de los retos para esta farmacéutica, que tuvo que acercar la medicación a Fuendetodos con ayuda de un “vehículo especial”. A esta localidad, suele acudir dos veces por semana con el riesgo que supone atravesar el puerto de montaña para acceder a ella.

Un reportaje de: Eva Zarzalejo

Fotografías y videos: Lucía Martos, Mª de los Ángeles Fernández,Patricia Molina y Raquel Casado

Editor: Patricio Jiménez

Diseño: Esperanza Nicolás

Created By
Esperanza Nicolás Torrejón
Appreciate