Loading

Proclamadores de esperanza, mirando hacia el futuro

Es en la experiencia de los jóvenes donde confluyen los mayores riesgos de pobreza, las más graves consecuencias a largo plazo de la degradación del medio ambiente y las búsquedas más vívidas para encontrar un sentido y un sendero hacia Dios. Pero también son los que mejor ven el camino del futuro y pueden ayudarnos a entender los retos del presente. Y además, ellos son una prueba de nuestra autenticidad de vida.

1. Al comenzar mi oración, pido la Gracia: de crecer en la capacidad de acompañar a los jóvenes.
2. Jesús acoge a los jóvenes y sus búsquedas.

El joven le dijo: “Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?” Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. (Mt 19: 20-21)

Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” (Mc 10: 13-15)

3. Me dejo desafiar por las solicitudes de la tercera PAU.

“Los jóvenes, en su mayoría pobres, afrontan enormes desafíos en nuestro contexto actual, ... entre otros, que dificultan encontrarle sentido a su vida como seres humanos y acercarse a la experiencia de Dios.”

“Acompañar ese proceso desde la experiencia del discernimiento y compartiendo la Buena Noticia de Jesucristo es una oportunidad para mostrar el camino hacia Dios que pasa por la solidaridad con los seres humanos y por la construcción de un mundo más justo.”

“Acompañar a los jóvenes nos exige coherencia de vida, profundidad espiritual, apertura a compartir la vida-misión en la que encontramos sentido a lo que somos y hacemos. Desde allí podemos aprender junto con ellos a encontrar a Dios en todas las cosas y contribuir, desde lo que podemos ofrecer con nuestros ministerios y apostolados, a vivir en profundidad esta etapa de la vida. Acompañar a los jóvenes nos pone en la vía de aquella conversión personal, comunitaria e institucional que la hace posible.”

  • ¿Cuál es mi actitud hacia el acompañamiento de los jóvenes?
  • ¿Cómo podría el acompañamiento de los jóvenes desafiarme a vivir una vida más auténtica?
Considero estas preguntas y hablo de ellas con el Señor.
4. Después de mi oración, leo de nuevo la sección C de la carta del P. General, Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador (pp. 4-5).