NADAR DEL TIEMPO
Hay un calor que viene de afuera
Bendice los labios no besados
Celebra el agitar candil de los patos
Sumergidos, necesarios para el lago
Seduce el alma trémula al asomo
En pieles
Porque cuando el nadar y el fuego
No fatuo
Mas fuego
Ha de atender con quietud el corazón
Y festejar también entonces
La banca y el andante.
Hay una mujer que mira. Sí. Alguien también muere.
VEN
Ven, vamos a amarnos
En espiral rodando
Por el azulado manto
De esa montaña.
Ven, yo la he dado al mundo
Sólo para probar tu cuerpo
Entrelazado, bajo la grieta, en la cima,
Rodeando un árbol.
Ven, más allá los negros fosos
Fango enlutado
Sabe la tierra a olvido forzoso
A abrazo sepultado.
Ven, tallo las ramas
Al antojo de tus ojos
que en el suelo añoran
mosaicos de bosque y ensueño
Ven, que entumece la espera
Que los segundos se entretienen
en desollar calaveras
que aún retenían un retrato
en el revés de la carcasa.
Ven, tus labios son la misericordia
carmín que santifican al alba
mi boca, boca cobarde y profana,
donde se asoman
donde se enjaulan
aquellos fieros deseos
que los horrores terrenos amagan.
Ven, no para engendrar uno
Sino todos los pueblos
Que hemos soñado juntos
Desde la montaña. No los que vemos,
No los que vemos.
Ven, vamos a lavar la pena
Con leche brotando de las frentes
Después de la danza
bajo un ocaso sin caídas
en puntas, mirando al cielo,
hacia una aurora capaz de olvidar
Lo abominable.
Ven, déjanos rodar,
Un solo fardo
De fibra ardiente
Hasta la cima.
Allí se enciende, allí se avista
En soledades nuestra estrella.
Credits:
Photo: Freddie López Texte, corps: Loló Terán