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POR MURCHANA ROYCHOUDHURY

Fotos: Murchana Roychoudhury, Olaba TV; Dibujo: Cristina Curto

Desde ir de puerta en puerta haciendo pruebas a los niños y niñas con malaria hasta analizar el impacto de las nuevas estrategias que se están probando sobre el terreno. Las mujeres están ocupando el centro del proyecto BOHEMIA, financiado por Unitaid.

Una testigo de la devastación de la malaria

“Necesitaría más de diez dedos para contar el número de veces que he padecido malaria”, comparte Manuela Brito, enfermera, trabajadora sobre el terreno en un proyecto contra la malaria, y una de las mujeres de la nueva generación que cree que no hay tiempo que perder en la lucha contra la malaria.

Durante varios años, Brito trabajó como enfermera en una unidad de salud materna. “Era duro ver el miedo en los ojos de las mujeres embarazadas que sufrían malaria. Ningún tipo de consuelo verbal podía aliviar sus preocupaciones. Al fin y al cabo, la amenaza de la malaria se cernía sobre dos vidas, no sólo sobre una. Y sin embargo, las que consiguen llegar al hospital siguen siendo las afortunadas”.

La malaria está muy extendida en Mozambique, y afecta especialmente a poblaciones vulnerables, como las mujeres embarazadas y los niños y niñas. Según el Informe Mundial sobre la Malaria 2021, el país también registró algunos de los niveles más altos de anemia grave entre los niños y niñas menores de cinco años.

Puerta a puerta

Brito dirige un equipo de trabajadores sobre el terreno que ejecuta el proyecto BOHEMIA en el distrito de Mopeia (Mozambique). En los últimos dos años, ha asumido diversas tareas: formación y supervisión del equipo sobre el terreno, recogida de datos de los hogares, pruebas de malaria en niños y niñas y distribución de los medicamentos del ensayo.

“Mopeia es una de las regiones más afectadas de todo el país. Las dos temporadas de lluvias, el mal acceso a los centros de salud y la pobreza agravan la situación”. explica Brito. “Nuestro trabajo no es fácil. No sólo es físicamente agotador ir de puerta en puerta en caseríos dispersos por zonas remotas, sino que también puede ser emocionalmente agotador enfrentarse a la devastación de la malaria a diario”.

El proyecto BOHEMIA

BOHEMIA (Broad One Health Endectocide-based Malaria Intervention in Africa) fue concebido en respuesta al rápido aumento de la resistencia a los insecticidas y a la urgente necesidad de contar con herramientas innovadoras y complementarias de control de vectores.

El estudio explora actualmente la ivermectina, un fármaco antiparasitario bien tolerado, para reducir la transmisión de la malaria mediante campañas de administración masiva de fármacos (MDA). Regina Rabinovich, investigadora principal del estudio, explica que la ivermectina “tiene un sólido perfil de seguridad” y que las investigaciones anteriores respaldan su “potencial para reducir la transmisión de la malaria. Estamos probando la viabilidad de este enfoque, añade”.

Se necesita una comunidad

La aceptación de la comunidad es clave para el éxito de las nuevas intervenciones sanitarias. La antropóloga Marla Rufai se unió al equipo de ciencias sociales de BOHEMIA para desgranar algunos de los matices del trabajo con la comunidad para la buena aplicación de la MDA.

En las primeras fases del proyecto, el equipo de ciencias sociales pasó meses realizando una investigación participativa en la región para comprender las señales socioculturales que luego ayudarían a la realización del ensayo. Los roles de género, las actividades sociales y las percepciones sobre los sistemas sanitarios fueron algunos de los muchos temas que las y los investigadores trataron de comprender.

“Algunas de las ventajas de integrar las ciencias sociales en el proyecto BOHEMIA han sido los altos índices de aceptación de la intervención, la rápida disipación de la información errónea y el fortalecimiento de los vínculos sociales entre el equipo del proyecto y la comunidad”, concluye Rufai.

Una Sola Salud es un enfoque integrado y multidisciplinar que reconoce la interdependencia de la salud humana, animal y vegetal, y pretende optimizarla de forma sostenible.

Animales en un ensayo de malaria

Almudena Sanz se incorporó inicialmente al proyecto BOHEMIA como parte de su investigación de tesis de máster. “Me di cuenta de que el vínculo entre la salud humana y la animal estaba bastante inexplorado en los enfoques para abordar la transmisión de enfermedades”, comparte Sanz.

Así que se asoció con su colega Mussa Sale y creó la rama veterinaria del ensayo en Mopeia. La hipótesis de este subestudio es que, dado que algunos mosquitos son zoófagos, es decir, que se alimentan al menos en parte de animales, la reducción de la transmisión de la malaria podría ser mayor en las zonas en las que también se ha administrado ivermectina a las poblaciones de ganado vacuno y porcino, en comparación con aquellas en las que sólo los humanos recibieron el tratamiento.

La parte más difícil de su trabajo fue convencer a los propietarios de cerdos y vacas de que no sacrificaran ni vendieran sus animales durante los seis meses que duró el ensayo.

En el centro de Mozambique se necesitan urgentemente herramientas nuevas e innovadoras para evitar la doble amenaza de la resistencia generalizada a los insecticidas y la transmisión residual.

El vector resistente

El insectario de BOHEMIA es una maravilla científica en el pueblo de Mopeia. Con miles de larvas y mosquitos de cría, dos salas con temperatura regulada, varios microscopios y un equipo altamente cualificado, el insectario tiene todo lo que una entomóloga puede soñar.

El equipo de entomología trata de entender cómo la ivermectina MDA afecta a las poblaciones de vectores de la malaria y a su actividad de transmisión. “Al dirigirse a los mosquitos en el interior y en el exterior, este enfoque podría complementar las herramientas existentes, como los mosquiteros y la fumigación residual”, explica Claida Alves.

La investigación revela que Mozambique registra algunos de los niveles más altos de resistencia a los insecticidas en el sur de África. “Hemos generado datos sobre el perfil de resistencia a los insecticidas de los vectores de la malaria en el distrito de Mopeia. Estos datos muestran que los vectores de la malaria en Mopeia son resistentes a múltiples insecticidas, lo que pone de manifiesto la necesidad de nuevas herramientas y estrategias de control de vectores”, añade.

Se estima que 26.500 personas y 272 animales participaron en el MDA en Mozambique en 2022, lo que convierte a BOHEMIA en el mayor ensayo de ivermectina contra la transmisión de la malaria. Esto implica enormes cantidades de datos que hay que recoger, limpiar y analizar.

Unir los puntos

Para un proyecto del tamaño de BOHEMIA, los conjuntos de datos son enormes. Sin embargo, mujeres como Paula Ruiz-Castillo, Mirene Adão, Verónica Ribeiro, Marta Ribes y Aina Casellas aceptaron el reto de unir los puntos. Su trabajo puede dividirse en gran medida en tres etapas.

Destacadas: Paula Ruiz-Castillo, Mirene Adão, Veronica Ribeiro, Marta Ribes, and Aina Casellas

Mientras Ruiz-Castillo y Ribes diseñaban y desarrollaban los procesos de datos, Adão y Ribeiro trabajaban sobre el terreno, recopilando enormes cantidades de datos, limpiándolos rápidamente, investigando los errores, así como supervisando los avances sobre el terreno.

“Nuestro gestor de datos adoptó un enfoque de ‘limpieza sobre la marcha’ en el que intentamos detectar y corregir los errores en paralelo al proceso de recogida de datos. Gracias a este enfoque, a nuestros analistas les resultará más fácil trabajar con los conjuntos de datos”, explica Ruiz-Castillo.

La analista Casellas no se deja intimidar por las cifras: “El tamaño de nuestros datos es nuestro punto fuerte. Me entusiasma ver lo que los análisis estadísticos revelan sobre la seguridad y la eficacia de esta intervención”.

Este proyecto fue impulsado por un equipo de investigación y trabajadores de campo comprometidos que transformaron Mopeia, pasando de un pequeño punto en el mapa de Mozambique a un sitio de investigación sanitaria pionero.

Mopeia, un lugar para la investigación sanitaria de vanguardia

Mopeia era una hoja en blanco cuando la coordinadora del ensayo, Patricia Nicolas, llegó allí por primera vez. Ella y su equipo se propusieron crear un centro de calidad, dotado de todos los recursos humanos y materiales para llevar a cabo un ensayo a gran escala.

“Fue un gran reto poner en marcha un proyecto de tal envergadura en un lugar de ensayo nuevo como Mopeia. Sin embargo, allanamos nuevos caminos, construyendo sólidas redes dirigidas por la comunidad para llegar a poblaciones remotas y trabajar juntos y juntas para probar esta herramienta novedosa y complementaria contra la malaria”, comparte Nicolas.

Para Amélia Honwana, doctora del equipo médico del proyecto, BOHEMIA fue también una oportunidad para apoyar el sistema sanitario local. “Cuando no estoy trabajando en el proyecto, suelo estar en el hospital local, ayudando en la sala de urgencias”.

Aunque el proyecto BOHEMIA en Mozambique terminará en los próximos meses, la infraestructura humana y física de Mopeia permanecerá. “Esperamos que las redes comunitarias, los datos demográficos y el centro de investigación totalmente equipado sirvan a otros proyectos que quieran iniciar investigaciones sanitarias en la zona”, concluye Mary Mael, directora del proyecto.

Credits:

Murchana Roychoudhury, Olaba TV