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La deforestación amenaza los jaguares y arpías de la Amazonía En lo profundo de la Amazonía Parte II, un informe multimedia especial de la Agence France-Presse

Redactor: Joshua Howat Berger. Fotografías: Carl de Souza. Camarógrafo: Florian Plaucheur. Publicado el 9 de noviembre de 2021

Pôrto Jofre (Brasil) - Navegando lentamente río arriba a través del Pantanal, el mayor humedal del mundo ubicado en Brasil, el biólogo Fernando Tortato busca señales de Ousado, un jaguar que sufrió graves quemaduras en los devastadores incendios forestales del año pasado.

La conservacionista Raissa Sepulvida, que trabaja con Fernando Totato en la ONG Panthera, rastrea a Ousado, un jaguar que fue rescatado de los incendios, en Porto Jofre, Pantanal, estado de Mato Grosso, Brasil, el 2 de septiembre de 2021. AFP / Carl de Souza

Unos 1.000 kilómetros hacia el norte, en el extremo de la selva amazónica, el conservacionista Roberto Eduardo Stofel observa por sus binoculares una cría de águila arpía, sola en un nido gigante, mientras aparentemente sus padres buscan algo de comida, cada vez más difícil de encontrar.

El fascinante jaguar y la majestuosa águila arpía son dos de las especies más emblemáticas amenazadas por la destrucción acelerada de la Amazonía, cuya impresionante biodiversidad corre riesgo de desaparecer a medida que la selva se acerca a un “punto de inflexión”.

AFP/ Carl de Souza
AFP/ Carl de Souza

Según los científicos, ese es el punto en el que un círculo vicioso de deforestación, incendios forestales y cambio climático podría dañar la selva tropical más grande del mundo hasta secarse y convertirse en sabana. Las consecuencias serían catastróficas para sus más de tres millones de especies de plantas y animales.

Sequía en los 'ríos voladores'

El jaguar y el águila arpía sienten el impacto de la destrucción.

Ousado, un jaguar macho de cuatro años y 75 kilos, resultó herido hace un año cuando los incendios arrasaron el Pantanal asolado por la sequía. Esta región, al sur de la Amazonía, es conocida por su impresionante vida salvaje, que atrae a viajantes de todo el mundo.

Pero casi un tercio fue arrasada en 2020, matando o hiriendo a innumerables animales, incluido Ousado, que sufrió quemaduras de tercer grado en las patas.Los veterinarios llevaron al felino de manchas negras y amarillas a un hospital de animales, lo trataron, y luego lo reintrodujeron en su hábitat con un collar de rastreo para monitorear su recuperación.

Vista aérea de un incendio forestal en Porto Jofre, Pantanal, estado de Mato Grosso, Brasil, el 5 de septiembre de 2021. La cuenca del Amazonas ha absorbido hasta hace poco grandes cantidades de las crecientes emisiones de carbono de la humanidad. Pero los estudios indican que la selva tropical se está acercando a un "punto de inflexión", en el que gran parte de este territorio se secará y se convertirá en sabana, con muchos de sus 390.000 millones de árboles muriendo en masa. AFP/ Carl de Souza

La destrucción del Pantanal, explica Tortato, está relacionada con la de la Amazonía. Los 390.000 millones de árboles de la selva tropical generan un vapor de agua que provee lluvias a gran parte de América del Sur, un fenómeno conocido como "ríos voladores".

A veces aparecen como espirales de niebla que surcan el cielo y luego se juntan en nubes gigantes que parecen corrientes de algodón. Estos “ríos” probablemente transporten más agua que el río Amazonas, según los científicos. Debido a la deforestación de la selva, “la lluvia que normalmente llegaría al Pantanal a través de los 'ríos voladores' ha disminuido”, dice Tortato, de 37 años, integrante del grupo conservacionista Panthera.

AFP / Carl de Souza

Clasificado como “casi amenazado”, el jaguar, el mayor felino de América, se encuentra principalmente en la Amazonía. Se estima que su población disminuyó entre 20 y 25% durante las últimas dos décadas.

Águilas hambrientas

Conocida por su enorme tamaño, garras temibles y mechones de plumas que sobresalen de su cabeza, el águila arpía es un depredador emblemático de la Amazonía.

El jaguar, clasificado como "casi amenazado" y considerado el mayor felino de América, tiene su bastión en la Amazonía.

Se calcula que la población de este felino ha disminuido un 20% en los últimos 20 años

De hasta 10 kilogramos de peso, avista sus presas desde el aire y luego se lanza en picada con precisión mortal, para atrapar monos, perezosos e incluso pequeños ciervos. Pero a pesar de su destreza, corre el riesgo de morir de hambre.

Las águilas grises y blancas, que se aparean de por vida, dedican unos dos años a sus crías. Y aunque crían un aguilucho a la vez, necesitan un gran territorio para conseguir suficiente comida. Un estudio reciente indica que las águilas arpías no pueden sobrevivir en áreas con más del 50% de deforestación, algo cada vez más común en los extremos de la Amazonía.

“En esta región, están en alto riesgo de extinción debido a la deforestación y la tala”, dice Stofel, de 43 años, integrante de un programa de conservación de arpías en Cotriguacu, estado de Mato Grosso.

El área se encuentra en el llamado “arco de deforestación” del continente. Imagen metafórica de su situación crítica, la AFP vio un águila alimentándose de la carne que le habían dejado cerca de un camión que transportaba troncos de árboles gigantes talados de la selva. “Hemos monitoreado nidos donde los aguiluchos morían de hambre porque los padres no podían cazar suficiente comida”, dice Stofel.

Supervivencia (la nuestra)

AFP/ Carl de Souza

Es crucial proteger la biodiversidad amenazada de la Amazonía, y no solo por el bien de las plantas y los animales, dice Cristiane Mazzetti, de Greenpeace.

Cristiane Mazzetti AFP/ Mauro Pimentel

La compleja red de la naturaleza desempeña un papel esencial en la capacidad del planeta para proporcionar alimentos, oxígeno, agua limpia, polinización y una gran cantidad de otros “servicios de ecosistema” de los que depende la vida.

“La biodiversidad no es algo que pueda resucitar”, dice Mazzetti. “Es importante protegerla para nuestra propia supervivencia”.